La pasión por la música ha marcado generaciones en mi familia, desde mi abuelo, tenor en una compañía lírica en Guadalajara, y al que nunca pude oír cantar, porque en aquella época no se hacían grabaciones de ningún tipo, por otra parte, nunca oí a mi padre cantar, que, seguro que lo haría muy bien, pero eran otros tiempos, y teniendo 5 hijos, siempre estaba trabajando para sacar adelante a la familia, hasta mi hermano Luis, quien también canta en el orfeón de Guadalajara. Una herencia musical que ha perdurado a lo largo del tiempo y que sigue vibrando en cada nota que interpretamos juntos. Te invito a sumergirte en esta tradición musical que nos une y emociona.

En mi familia, todos los hermanos demostraron su talento musical. Mis hermanas mayores cantaban en la parroquia de Santiago Apóstol en Guadalajara, a la que pertenecimos, pues vivíamos en la plaza Mayor. Este legado musical familiar sin duda nos dejó una huella profunda y es un testimonio del talento y la pasión por la música que ha perdurado a lo largo de generaciones. ¡Qué maravilloso es que la música haya sido parte tan importante de nuestra vida familiar!

Recordar el momento en que me adentré en el mundo del Góspel es revivir la chispa que encendió una pasión indomable. Desde aquel anuncio que despertó mi interés, hasta la audición en ese garaje impregnado de música y sueños, cada paso marcó un rumbo inesperado y lleno de promesas. Con Lola como compañera de melodías y Yolanda como un pilar que fortaleció el inicio de una nueva era en mi vida, el año 2017 se convirtió en un hito imborrable en mi trayectoria musical. Quién iba a decir que una simple búsqueda desataría una cadena de eventos que me llevarían a descubrir un camino hacia un futuro lleno de música y emociones.